Una triste y una alegre, como decía Oscar.
De nuevo tenemos a Oscar haciéndonos reir con la anécdota que le sucedió días después de la primera operación del corazón, cuando una madrugada les tocó llamar al servicio de ambulancia. Los de la ambulancia no quisieron llevarlo sentado a pesar de que él les dijo que era capaz de caminar y no era necesario que lo acostaran.
Csa de Oscar - Agosto de 2007
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